Análisis de sangre completo: identificamos alteraciones de otros sistemas que puedan afectar al metabolismo de la piel, como pueden ser: una disfunción hepática, procesos endocrinos (tiroides, páncreas, adrenales, aparato reproductivo, etc.) e inmunológicos.

Serologías: enfermedades infecciosas y test de alergias para identificar el antígeno y desarrollar una inmunoterapia correspondiente de hipo sensibilización.

Lámpara de Wood: investigamos la presencia de infección por hongos dermatofitos.

Tricogramas: estudio microscópico de la integridad del pelo y sus componentes, así como la presencia de parásitos.

Citologías: a través de un raspado podemos analizar y clasificar la presencia de células y de microorganismos anormales en el organismo de la mascota.

Otoscopia: exploramos el conducto auditivo externo e interno. Las afecciones crónicas del oído externo exigen un procedimiento diagnóstico más detallado con el fin de determinar un tratamiento eficaz.

PCR (reacción en la cadena de la polimerasa): es una técnica de biología molecular para detectar infecciones. Muy utilizada en diagnóstico conclusivo de leishmaniosis. 

Cultivos: identificamos y clasificamos las características de los microorganismos. Normalmente acompañados del antibiograma, que determina su resistencia o sensibilidad, proporcionando una terapia más acertada de antibióticos y antifúngicos.

Biopsias (histopatologías): son pruebas frecuentemente relacionadas con formaciones tumorales. Aportan una amplitud de informaciones en el momento de identificar modificaciones microscópicas en las capas más profundas de la piel, muchas veces imprescindibles para concluir un diagnóstico.